sábado, 19 de abril de 2014

Playa Medina atractivo destino de Río Caribe elegido por turistas

Río Caribe, (Prensa Mintur).- Este año la población de Río Caribe alcanzó un alto porcentaje de ocupación en hoteles y posadas. Carúpano y la ciudad de Cumaná, tampoco pasaron desapercibidas en cuanto al incremento de la movilización de temporadistas en “La Tradición Más Chévere”.
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Foto: Tulio Ponce. Río Caribe, estado Sucre.
Playa Medina, una ensenada de cristalinas y cálidas aguas, que acoge los 365 años a visitantes, resultó ser el atractivo de sol y playa más buscado en esta zona del oriente del país. Igualmente la degustación de los tradicionales productos culinarios y bebidas,continúan conservando el sabor propio y exquisito de estos pueblos.
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Foto: Tulio Ponce. Río Caribe, estado Sucre.
Las alternativas para un sano disfrute y recreación se consolidan en estos espacios para hacer del estado Sucre un multidestino.
Las rutas religiosas, históricas y de sabor están contempladas en un proyecto, que actualmente desarrolla la Dirección de Turismo de la Alcaldía del municipio Arismendi. Su alcalde Enrique Franceshi informó que está temporada se contó con un amplio operativo de seguridad, “gracias al aporte brindado por el Gobierno Nacional y estadal”.
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Foto: Tulio Ponce. Río Caribe, estado Sucre.
Se potencia un encantar destino
Durante un breve recorrido por el oriente del país,Hazel Chaudary, Viceministra de Obras y Proyectos Turísticos del ministerio del Poder Popular para el Turismo, se comprometió con el desarrollo turístico de Río Caribe, entre algunas de las obras a desarrollar está la culminación de la planta de tratamiento y la modernización del malecón.
El oriente venezolano sigue ocupando la “opción más chévere, en cuanto a turismo se refiere. Debemos consolidar nuestro sentido de pertenencia ante los atractivos naturales que se nos presentan en todo este bello recorrido”, explicó.
Una vez que se inicien las obras, las mismas estarán a cargo del personal de la alcaldía de Río Caribe. Respecto a ello, Chaudary manifestó que siendo la autoridad de un partido de oposición ha dado muestra de querer trabajar para el pueblo y por el pueblo venezolano.
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Foto: Tulio Ponce. Río Caribe, estado Sucre.
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Foto: Tulio Ponce. Río Caribe, estado Sucre.
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Foto: Lerry Cataño. Playa Medina, estado Sucre.

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Foto: Lerry Cataño. Playa Medina, estado Sucre.
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Foto: Lerry Cataño. Playa Medina, estado Sucre.
Autor: Oriana Vielma

viernes, 18 de abril de 2014

REFORMA Y REVOLUCIÓN. Por Luis Britto García.


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No hay revolución sin partido revolucionario, afirmó Lenin. Una revolución depende de un instrumento político coherente, orgánico y eficaz. Los movimientos sociales espontáneos desencadenan marejadas históricas; para encauzarlas hacen falta organizaciones ideologizadas, disciplinadas y comprometidas. El proceso bolivariano es único en la Historia por su incesante constitución y desmantelamiento de los aparatos que le agenciaron el triunfo. Disolvió el MBR200, desbandó los Círculos Bolivarianos, licenció las Unidades de Batalla Electoral y mandó a romper filas al MVR en aras de la futura integración del PSUV. Esta sucesión de descartes podría obedecer al intento de rectificar desde cero el rumbo de organizaciones que quizá habían empezado a distanciarse de las masas. Pero también a la dificultad para institucionalizar los vínculos entre pueblo y poder. Quizá fue demasiado audaz lanzarse a una confrontación decisiva después de desmantelar el partido más próximo al proceso y antes de consolidar el sustituto.
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No hay partido revolucionario sin ideología revolucionaria, añadió Vladimir Ilich. Sólo se transforma el mundo a partir de una visión verídica. Una ideología revolucionaria interpreta y valora al mundo, formula un proyecto alternativo con metas específicas, y define las acciones necesarias para alcanzarlas caracterizando los adversarios a vencer, los aliados a convocar y el agente de las modificaciones. El aparato sin ideología es piñata ante la cual todos se arrodillan para recoger caramelos y se marchan al concluir la rebatiña. Blasonaba el PSUV de seis millones y medio de inscritos. Evidentemente, la conciencia de cerca de dos millones de estos revolucionarios no les bastó para invertir media hora de un domingo en apretar un botón para legitimar la construcción de un mundo nuevo o defender la educación, la salud y la seguridad social para todos.
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No hay partido revolucionario sin revolucionarios, acotamos. Convocar a todos es no convocar a nadie. Quimérico resulta acometer un cambio radical admitiendo sobras del Opus Dei y de partidos confesionales, derrelictos de secesionismos regionalistas, saldos de burocracias socialdemócratas, mediocridades engreídas, nulidades consagradas, oportunistas, promotores de casinos o privatizadores de las aguas. Para quien no tiene conciencia, más fácil que cambiar el mundo es cambiar de bando.
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No hay revolucionarios sin comprensión de los métodos contrarrevolucionarios. Decía Marx que la Historia se repite, la primera vez como drama, la segunda como comedia. La contrarrevolución insistió en 2007 en todas y cada una de las tácticas ensayadas en 2002. Renovó su financiamiento por organizaciones dependientes de potencias extranjeras. Reprodujo sus movilizaciones violentas con saldos de policías heridos. Reincidió en el terrorismo y asesinó ciudadanos. Reiteró la sofocante agresión mediática violatoria de todas las normas constitucionales y legales, que presentó a las víctimas bolivarianas como agresores y falsificó el contenido de la Reforma. Recicló su pronunciamiento militar, con amenaza de golpe de Estado. Reestrenó el sabotaje de los suministros, para quebrar al pueblo con desabastecimiento. Pero su arma más poderosa fue la apariencia de que esta brutal y delictiva violación de normas constitucionales y legales constituía un divertimento democrático y no una confrontación de vida o muerte en la cual un bando respetaba todas las reglas y el otro ninguna. Las autoridades revolucionarias no impidieron la repetición anunciada de una sola de estas agresiones. En vano la Coordinadora Simón Bolívar acudió ante Conatel a reclamar una vez más que aplicara la Constitución y las leyes. Desmotivado por autoridades que no parecían interesadas en defenderse, el pueblo no se movilizó para protegerlas, ni adoptó la masiva acción de calle que derrotó al golpe de Estado y al cierre patronal y sabotaje petrolero de 2002. 
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No hay revolución sin ofensiva revolucionaria. En media hora instauró Lenin las bases del primer Estado Socialista; en dos años sentó Fidel las bases del socialismo cubano; en ocho meses lanzó Juan Bosch la Reforma Agraria y nacionalizó empresas estadounidenses, en tres años Allende nacionalizó el cobre. Chivo que se devuelve se esnuca; revolución que se estanca se ahoga. Contra todo proceso que pierde dinamismo opera el desgaste. La corrupción y la ineficacia lo agravan. Hasta el presente buena parte de los avances del proceso bolivariano se deben a acometidas frustradas de la derecha. El primer triunfo de la oposición se debe esta vez a una fallida iniciativa bolivariana. Dispuso el bolivarianismo de una mayoría de 360 contra 5 en la Constituyente y de cien por ciento en la Asamblea Nacional. No aprovechó su ventaja en la primera para construir el socialismo; todavía puede emplear su preponderancia en la segunda en la sanción de decisivas normas radicales.
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No hay revolución sin aprendizaje de los errores. A pesar de sus fallas –que denuncié oportunamente antes de que fuera sancionada- la Constitución actual deja espacio para aprobar normas verdaderamente revolucionarias. En ella nada obsta para que sea sancionada una verdadera Ley de Reforma del Estado, una eficaz Ley de Reforma Agraria, una oportuna Ley de Nacionalizaciones, una contundente Ley de Inversiones Extranjeras. Nada impide que las autoridades apliquen las normas constitucionales y legales vigentes sobre los medios. Nada impide una radical reestructuración de las organizaciones revolucionarias. En fin, establece el artículo 345 de la Constitución que la iniciativa de reforma constitucional que no sea aprobada no podrá ser presentada de nuevo en el mismo período; Pero una reforma presentada por el Presidente es distinta de otra que presente la Asamblea Nacional o el pueblo en los años venideros. Veinte años no es nada; cinco son mucho si se aprovechan. Nadie devuelve el tiempo perdido; más irrecuperable es la oportunidad desaprovechada. Nada impide, en fin, que los liderazgos revolucionarios se sigan ejerciendo con independencia de las normas que consagren o descarten elecciones indefinidas. Hay quien está, y hay quien es, y quien es no lo es porque ocupa un cargo.

miércoles, 16 de abril de 2014

La Unión Cívico Militar


Elías Jaua
En la mañana del 13 de abril de 2002, la barriada caraqueña donde me encontraba era ya un hervidero de movilización popular. Cerca del mediodía entra una llamada milagrosa de un compañero, que dice haber hablado con el para entonces Mayor Suárez Chourio, Jefe de seguridad de nuestro Comandante Presidente Hugo Chávez, el cual le informó que la Guardia de Honor estaba retomando el Palacio presidencial. Cerca de las 2 de la tarde de ese día, bajando por la Avenida Baralt, me encontré con la imagen del Puente Llaguno, pero ya no era la imagen de dolor, frustración y muerte del 11 de abril, sino que era una imagen bulliciosa, combativa de pueblo y soldados que coreaban “no ha renunciado, lo tienen secuestrado” y “queremos ver a Chávez, queremos ver a Chávez”.
Lo que sucedió es historia conocida, sólo que quería referirme a la imagen de los soldados junto al pueblo para expresar la importancia de la unidad cívico militar como vacuna democrática contra el golpismo, contra el gorilismo de las oligarquías de nuestro continente.
Para el pueblo venezolano, especialmente para el pueblo históricamente excluido y masacrado, nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana no constituye hoy en día una amenaza, por el contrario es una garantía para la democracia, el desarrollo y la felicidad social de la Patria, como lo pidió en su última proclama el Libertador Simón Bolívar. Las razones del respeto, la confianza y el afecto común entre pueblo y la Fuerza Armada, nace en la reivindicación histórica que los soldados de la Patria protagonizaron el 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992, cuando se rebelaron contra el alto mando militar y la dirigencia política, que en febrero y marzo de 1989 les habían ordenado masacrar a su propio pueblo. Esa confianza, se profundizó, cuando en silencio, respaldaron la abrumadora mayoría que eligió a nuestro Comandante Chávez el 6 de diciembre de 1998, frente a las maniobras para desconocer el resultado electoral. Luego a partir de la aprobación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en 1999, atendiendo el mandato expresado en el artículo 328 de incorporarse al desarrollo nacional, la institución armada desató toda su potencia logística, técnica, profesional, humana y patriótica para fundirse con su alma, que es el pueblo.
Los militares, son hombres y mujeres de una gran capacidad, son profesionales de la ingeniería, la administración y finanzas, de la salud, de la ciencia y la tecnología, poseen una gran capacidad de organización y liderazgo. Toda esa capacidad la habían represado por años, los que querían mantener a los soldados separados del resto del pueblo, para poder usarlos como guardia pretoriana de un sistema de privilegios para una minoría y de exclusión para las grandes mayorías. Nuestro Comandante Chávez, siempre recordaba una frase del poeta Andrés Eloy Blanco: “El ejército es como el rayo, que cuando no hiere, alumbra”.
El imperialismo, las oligarquías y las viejas y derrotadas clases políticas, quieren a los militares separados del pueblo, para que hieran. La unidad cívico militar, es la garantía de que sigan alumbrando el camino de la Patria. Nos sentimos orgullosos de ser parte de la unión cívico militar que hizo posible la rebelión democrática del 13 de abril de 2002 y que es garantía, hoy y para siempre, de la Independencia, la Soberanía y la democracia de nuestra Venezuela. Caracas, 13 de abril de 2014

lunes, 14 de abril de 2014

Entrevista a Luis Britto García: “Las guarimbas se desinflaron y la oposición está dividida”

Por:   |


14 de abril de 2014.- El reconocido periodista y escritor venezolano Luis Britto García accede a esta entrevista luego de escribir un reciente artículo sobre los medios de comunicación privados y su tergiversación sobre los hechos que suceden en el país caribeño, a dos meses de iniciadas las protestas –que Britto caracteriza como “minoritarias”- contra el gobierno de Nicolás Maduro. Durante la charla, observa una creciente división dentro de la propia oposición venezolana y analiza la obra de Gene Sharp –politólogo estadounidense- en relación a su teoría sobre los “golpes suaves”.
- A dos meses de iniciados los hechos de desestabilización en Venezuela, ¿Cuál es su evaluación del momento actual que vive el país? ¿Cómo cree que han influído las convocatorias al diálogo que impulsó tanto Maduro como los cancilleres de Unasur, quienes se encuentran en Caracas por segunda vez en las últimas tres semanas?
- La ola de violencias se ha desinflado. Es oportuno aclarar, para el público internacional, que en la mayoría de los casos no se trató de manifestaciones, sino de cortes viales que sólo ocurrieron en unos pocos municipios con alcaldes y policías opositoras, que protegían a los violentos en su operación de secuestrar a los vecinos. Dirigiendo o apoyando estas operaciones se ha detenido a narcotraficantes buscados por Interpol y a paramilitares. Venezuela tiene 335 municipios; los atentados ocurrieron al principio sólo en 19, luego se redujeron a 3, y hoy en día hay a veces cortes viales esporádicos, siempre protegidos por las policías opositoras locales.
- ¿Cuál cree que es el papel que los medios masivos privados venezolanos, aún mayoritarios, tienen en este momento de inestabilidad política que vive el país? ¿Qué papel cree que cumplen, asimismo, los medios masivos internacionales en la construcción de una imagen distorsionada de Venezuela?
- Los sucesos de Venezuela han dado lugar para una antología de violaciones de la ética y de la veracidad informativas por parte de los medios, que en efecto en nuestro país son mayoritariamente privados y mayoritariamente opositores, como los anunciantes que los mantienen. Los medios nacionales e internacionales han hecho circular imágenes de represión ocurridas en Egipto, Grecia, Libia, Siria, España y otros países, afirmando falsamente que ocurrían en nuestro país. Han falsificado movilizaciones de un sector muy  minoritario dentro de la misma oposición, presentándolas como representación de “los estudiantes”, de “la juventud” o “del país”. Creo indispensable insistir en que en Venezuela la juventud representa más del 60% de la población; que uno de cada tres venezolanos estudia, uno de cada diez en instituciones de educación superior, casi todas gratuitas. Si un sector de tal magnitud estuviera contra el bolivarianismo, éste jamás hubiera ganado elecciones, ni se podría mantener en el poder.
Los medios también han representado las protestas como “pacíficas”, cuando en ellas más de la mitad de los heridos corresponden a la fuerza pública. Los medios privados también disimulan u omiten que los procedimientos de los terroristas comprenden el asesinato selectivo con armas con mirilla láser,  la destrucción sistemática de más de un centenar de unidades del transporte público y de estaciones del Metro, la quema de centrales eléctricas y de 15 universidades y de un preescolar con casi un centenar de niños adentro, los cuales por cierto fueron rescatados de milagro.
- Se han construido varias suposiciones de “sentido común” sobre la realidad venezolana, a partir de la visión simplista de algunos multimedios comunicacionales: que estaríamos frente a un gobierno “tiránico” –a pesar de que el oficialismo haya ganado 18 de 19 elecciones-, que supuestamente este gobierno censura a los medios –a pesar de tener a gran parte de los medios masivos privados en su contra-, etc. ¿Qué observaciones tiene usted para hacer sobre estos temas?
- Los medios acompañan sus tergiversaciones con afirmaciones de que el gobierno sería una “dictadura”, que ninguna dictadura permitiría divulgar, y de protestas contras “la censura”, que ningún censor dejaría pasar. Sobre la legitimidad del gobierno venezolano hay que repetir hechos muy conocidos: el ex presidente estadounidense Jimmy Carter declaró que el nuestro era el sistema electoral más perfecto o uno de los más perfectos del mundo.
A cada elección asisten centenares de observadores internacionales, que jamás han encontrado un defecto significativo. Como cosa de rutina, concluida la elección se hace una revisión sobre la mitad de los centros de votación, y a pedido de la oposición se han realizado revisiones totales, sin mostrar nunca errores ni fraudes. Pero para la oposición sólo son legítimas las elecciones que ellos ganan, y según ellos el perder elecciones les da derecho a gobernar.
- A raíz de los hechos en Venezuela, se ha vuelto a escribir y a estudiar sobre la obra de Gene Sharp, sobre todo en relación a su “manual” de cinco pasos para generar un “golpe suave”. ¿Cree que hay relación entre la obra de Sharp y los hechos que se están dando en su país? ¿Opina que la modalidad de “golpe suave” se ha extendido en nuestro continente luego de lo sucedido en Honduras (2009) y Paraguay (2012)?
- Pues sí, se han cumplido paso por paso las recomendaciones de Gene Sharp, hasta un extremo cómico: la copia de signos y emblemas de las “revoluciones de colores”, las consignas en inglés, la escenificación de disturbios focalizados que los medios presentan como conmoción nacional. En forma más trágica, ha habido casos de manifestantes asesinados con tiros por la espalda desde sus propias filas, para presentar víctimas. También hay ciudadanos asesinados por el simple hecho de tratar de remover unos obstáculos, y  motociclistas degollados con trampas de alambre.
Habría que dejar de llamar “golpe suave” a estas inmolaciones premeditadas de ciudadanos para crear el pretexto de un genocidio en la forma de golpe militar o intervención extranjera. Por cierto que ninguna de estas dos metas finales del método de Sharp se han materializado hasta el presente en Venezuela. La oposición hizo de nuevo cálculos equivocados sobre la lealtad del ejército y sobre las disposiciones de potencias extranjeras de colocarla en el poder por la intervención militar.
- La oposición conservadora venezolana parece estar dividida entre dos tendencias: una que quiere seguir en las calles a toda costa, buscando “la salida”, y que se reconoce en las figuras de López y Machado; y otra que, sin perder de vista una crítica fuerte al gobierno de Maduro, intenta deslindarse de los hechos de violencia en las calles, más ligada al “caprilismo”. ¿Por qué cree que esto es así? ¿Cuál es su evaluación sobre una “división” en la oposición conservadora venezolana?
-Los sucesos violentos evidenciaron más que nunca una división de la oposición venezolana, cuya sustancia es una riña de celos por el liderazgo entre Capriles y López. En el acto en el cual éste se entregó, todas las camisetas eran blancas, color del minoritario partido Voluntad Popular, que ni siquiera presentó candidato propio para las primarias de la oposición. En ese acto no había ni una camiseta amarilla de Primero Justicia, de Capriles. Por su parte Capriles, al ser derrotado en las elecciones presidenciales de 2013 llamó a sus partidarios a salir a la calle, a “drenar su arrechera”: en las horas inmediatas asesinaron a una docena de bolivarianos, lesionaron a unos ochenta, y destruyeron centros médicos y emisoras comunitarias. Todo con premeditación, alevosía y ventaja: no hubo ni un herido entre las escuadras terroristas.
Tras esta hazaña, a principio de año Capriles contradijo a López diciendo que con el calentamiento de calle no se llegaba al poder, y luego ha mantenido una actitud ambigua. Es un hecho: las guarimbas se desinflaron; sólo muy de cuando en cuando recurre un episodio violento aislado, siempre bajo la protección de policías y autoridades locales opositoras. A veces esto llega a lo cómico. Hace unos días hubo un corte de vía en el sector donde vivo: las autoridades instalaron sanitarios portátiles para comodidad de los encapuchados protestatarios. Lo cual desmiente que los vecinos los apoyen o fraternicen con ellos.
Una encuesta de Hinterlaces reveló que 87% de los consultados rechaza los cortes viales o “guarimbas”; prácticamente toda la oposición ha acudido a la Mesa de Diálogo por la Paz que convocó Maduro. Entre ellos, empresarios del gremio patronal Fedecámaras, que quieren aprovechar el río revuelto para imponer su programa.  Otros opositores han tildado de vendidos a quienes concurrieron al diálogo. La oposición está declaradamente dividida, pero yo creo que en relación a la táctica coyuntural y a los nombres de los líderes: en uno u otro momento, todos ellos recurren sin escrúpulos al golpismo, el terrorismo y la violencia. En el presente caso, además, hubo pronunciamientos secesionistas en los estados fronterizos, y una evidente participación de narcotraficantes y paramilitares en las acciones violentas. Ello reabre una inquietante perspectiva para la política venezolana.

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