miércoles, 19 de febrero de 2014

Claves para entender el fascismo

 por: LUIS BRITTO GARCÍA
(Foto. Archivo)
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1. Hollywood representa el fascismo como pandilla de malencarados en uniforme que agitan estandartes  y gritan órdenes. La realidad es más perversa. Según Franz Leopold Neuman en Behemoth: The Structure & Practice of National Socialism, 1933-1944,  el fascismo es la complicidad absoluta entre el gran capital y el Estado. Donde los intereses del gran capital pasan a ser los de la política, anda cerca el fascismo. No es casual que surja  como respuesta a la Revolución comunista de la Unión Soviética.
2. El fascismo niega la lucha de clases, pero es el brazo armado del capital en ella. Aterroriza a la baja clase media y la marginalidad  con el pavor a la crisis económica,  a la izquierda  y la  proletarización y  las enrola como paramilitares para reducir por la fuerza bruta a socialistas, sindicalistas, obreros y movimientos sociales.  Mussolini fue subvencionado por la fábrica de armas Ansaldo y el Servicio Secreto inglés; Hitler financiado por las industrias armamentistas del Ruhr; Franco, apoyado por terratenientes e industriales, Pinochet por Estados Unidos y la oligarquía chilena.
3. La crisis económica, hija del capitalismo, es a su vez la madre del fascismo. A pesar de estar en el bando vencedor en la Primera Guerra Mundial, Italia sale de ella tan destruida que la clase media se arruina y participa masivamente en la Marcha sobre Roma de Mussolini. En la elección de mayo de 1924, Hitler obtuvo sólo el 6,5% de los votos. En las de diciembre de ese año, sólo el 3,0%. Pero en las de 1928, cuando revienta la gran crisis capitalista, obtiene 2,6%, en 1930 gana 18,3%, y en 1932, 37,2%, con lo cual accede al poder y lo utiliza para anular a los restantes partidos. Pero el fascismo no remedia la crisis: la empeora. Durante Mussolini el costo de la vida se triplicó sin ninguna compensación salarial ni social.Hitler empleó a los parados en fabricar armamentos que condujeron a laSegunda Guerra Mundial, la cual devastó Europa y causó sesenta millones de muertos. Franco inicia una Guerra Civil que cuesta más de un millón de muertos y varias décadas de ruina; los fascistas argentinos eliminan unos treinta mil compatriotas, Pinochet asesina unos tres mil chilenos. Tan malo es el remedio como la enfermedad.  
  
4. El fascismo convoca a las masas, pero  es elitista. Corteja y sirve a las aristocracias, sus dirigencias vienen de las clases altas e instauran sistemas jerárquicos y autoritarios. Charles Maier, historiador, recalca que hacia 1927,  el 75% de los miembros del partido fascista italiano venía de la clase media y media baja; sólo 15% era obrero, y un 10% procedía de las élites, los cuales sin embargo ocupaban las altas posiciones y eran quienes en definitiva  fijaban  sus objetivos y políticas.  Hitler establece el “Fuhrer-Prinzip”: cada funcionario usa a sus subordinados como le parece para alcanzar la meta, y rinde cuentas sólo al superior. El Caudillo falangista responde sólo ante Dios y la Historia, vale decir, ante nadie.
  

5. El fascismo es racista. Hitler postuló la superioridad de la “raza” aria, Mussolini arrasó con libios y abisinios, y  planeó el sacrificio de medio millón de eslavos “bárbaros e inferiores” a favor de 50.000 italianos superiores. El fascismo sacrifica a sus fines a los pueblos o culturas que desprecia. Los falangistas tomaron España con tropas moras de Melilla. Alber Speer, el ministro de Industrias de Hitler, alargó la Segunda GuerraMundial de dos a tres años más con la  producción armamentista activada por tres millones de esclavos de razas “inferiores”.
6. Fascismo y  capitalismo tienen rostros  aborrecibles que necesitan máscaras. Los fascistas copian  consignas y programas revolucionarios. Mussolini se decía socialista, el nazismo usurpó el nombre de socialismo y se proclamaba partido obrero (Arbeite); en su programa sostenía que no se debía tolerar otra renta que la del trabajo.  Por su falta de creatividad, roban  los símbolos de movimientos de signo opuesto. Los estandartes rojos comunistas y la cruz gamada, símbolo solar que enOriente representa la vida y la buena fortuna, fueron confiscados por los nazis para su culto  de la muerte.
  
7.El fascismo es beato. Los curas apoyaron a los falangistas que salían a matar prójimos y fusilar poetas. El Papa bendijo las tropas que Mussolini mandó a la guerra; nunca denunció las tropelías de Hitler.  Franco y Pinochet fueron idolatrados por la Iglesia.
  
8. El fascismo es misógino. La misión de las mujeres se resume en  Kirche, Kuchen, Kinder, vale decir, iglesia, cocina, niños. Nunca figuró públicamente una compañera al lado de sus líderes; quienes las tuvieron, las escondieron o relegaron minuciosamente. Nunca aceptaron que una mujer ascendiera por propio mérito o iniciativa.  Hitler las encerró en granjas de crianza para parir arios; Mussolini les asignó el papel de vientres para incrementar la demografía italiana, Franco y Pinochet las confinaron en la iglesia y la sala de partos.
  

9. El fascismo es anti intelectual. Todas las vanguardias del siglo pasado fueron progresistas: la relatividad, el expresionismo, el  dadaísmo, el surrealismo, el constructivismo, el cubismo, el existencialismo, la nueva figuración. A todas, salvo al futurismo,  las trató como “Arte Degenerado”. El fascismo no inventa,  recicla. Sólo cree en el ayer, un ayer imaginario que nunca existió. El fascismo asesinó a Matteotti, encarceló a Gramsci,  fusiló a García Lorca e hizo morir en la cárcel a José Hernández. Pinochet asesinó a Víctor Jara. Cuando oigo hablar de cultura, saco mi pistola, decía Goering.  Cuando oigamos hablar de fascismo, saquemos nuestra cultura.
  

lunes, 17 de febrero de 2014

Venezuela: la CIA y CNN

ALFREDO OLIVA
Oliva2021@gmail.com

El fascismo llevaba meses preparando la primera fase de la escalada de violencia narco-paramilitar denominada Operación salida.

El modus operandi de los fascistas no deja dudas: la Operación salida es una acción violenta, militar y mediática, cuyo objetivo es intoxicar a la opinión mundial.

En una acción concertada –con los narco-paramilitares y la oligarquía parasitaria– la CIA sacrifica a Leopoldo López, uno de sus funcionarios más connotados y uno de los artífices del golpe de abril de 2002.

Fue una operación impecable; el “virus” fascista consistió en posicionar en buena parte del mundo, al gobierno del presidente Nicolás Maduro como un “gobierno violento y asesino”.

Todos los mecanismos de propagación viral se activaron: la tarea de sacar las imágenes en vivo de TV, se le asignó a NTN24. El principal agente propagador de las imágenes originadas por NTN24, así como la vocería fascista en Venezuela para el mundo fue CNN.

Luego se activarían simultáneamente las agencias de noticias, corporaciones, los robots de las redes sociales: un arsenal de imágenes manipuladas salió al mundo acusando al Gobierno Bolivariano, y el virus mediático se propagó en minutos.

La Operación salida con el apoyo de NTN24 y CNN logró su objetivo: intoxicar a la opinión mundial.

La Operación salida es el inicio de una serie de acciones violentas planificadas por la alianza de la oligarquía fascista y parasitaria con los narco-paramilitares, que busca una intervención imperialista en Venezuela.

El Gobierno debe ir a fondo, detener y derrotar la intentona a tiempo y drásticamente.

El revocar concesiones de radio y televisión es un acto de legítima defensa, la salida de CNN de los hogares venezolanos debe ser de inmediato; está en juego la Patria.

¡Hoy más que nunca unidad en la Revolución!

domingo, 16 de febrero de 2014

Disparos contra el diálogo

Por. 

Tras la elección del 8D se abrió una gran oportunidad para Venezuela. Fortalecido por la nítida victoria electoral, el presidente Nicolás Maduro tuvo la audacia histórica de convocar a un gran diálogo político. Abrió las puertas de Miraflores para que gobernadores y alcaldes antichavistas, junto a sus pares revolucionarios, interactuaran con él y sus ministros sobre los grandes temas nacionales, regionales y locales. Lo hizo delante del país, con las cámaras de TV en vivo y directo, sin reservarse el derecho de admisión. La escena por sí sola constituyó un hito: la clase política a la que pertenecen sus interlocutores no había puesto pie en ese Palacio desde 2002, cuando entró por vía sangrienta durante el golpe de abril del 2002 contra el presidente Hugo Chávez, y de donde salió despavorida ante el contragolpe cívico-militar del 13A.

La voluntad de diálogo por parte de Maduro no pudo materializarse antes, pues esa clase política, sus aliados internacionales, económicos y mediáticos lo impidieron con su absurda política de desconocimiento a la legitimidad del Gobierno Bolivariano.

No hubo tregua, ni la Revolución la pidió, durante la enfermedad y convalecencia del Comandante Chávez, ni tampoco después, cuando obligado por la historia, Maduro asumió la candidatura presidencial y ganó la elección del 14 de abril de 2013. El candidato perdedor, Henrique Capriles, reaccionó con violencia, desconoció el resultado y llamó a sus seguidores a “drenar la arrechera”, lo que se tradujo en 11 muertos, decenas de heridos y cuantiosos daños materiales en medio de guarimbas y ataques incendiarios contra instalaciones públicas y sedes del PSUV.

Lo había advertido el propio Chávez el 8 de diciembre del 2012, cuando pidió a su pueblo elegir a Maduro como presidente en el escenario hipotético que luego se consumó:

“No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la Patria. No, no podrán. Ante esta circunstancia de nuevas dificultades -del tamaño que fueren- la respuesta de todos y de todas los patriotas, los revolucionarios, los que sentimos a la Patria hasta en las vísceras como diría Augusto Mijares, es unidad, lucha, batalla y victoria”.

Los dueños del circo

Esas nuevas dificultades exigieron de Maduro absoluta y total firmeza durante los meses siguientes. Cualquier gesto magnánimo frente a quienes desconocían su legitimidad podía ser malentendido como una muestra de debilidad, con nefastas consecuencias para el país entero.

Aún así, Maduro apeló al dueño del circo: designó a Calixto Ortega como Encargado de Negocios en EEUU, país con cuyo gobierno la oposición venezolana mantiene un lazo umbilical. Era el primer paso para una normalización de relaciones diplomáticas con Washington. Las relaciones estaban reducidas al mínimo desde 2008, cuando Chávez expulsó al último embajador gringo en Caracas, Patrick Duddy, y EEUU hizo lo propio con el venezolano en Washington, Bernardo Álvarez.

Maduro también convocó a Gustavo Cisneros, propietario de Venevisión, y a otros dueños de televisoras privadas, como Televen y Globovisión, así como a Lorenzo Mendoza, cabeza del poderoso Grupo de Empresas Polar. Con todos se reunió por separado en Miraflores, les ofreció trabajar junto al Gobierno por la paz y el desarrollo del país, eso sí, sin pretender gobernarlo desde el poder económico, como estuvieron acostumbrados a hacerlo durante la IV República.

Pero en Washington tenían otros planes. La muerte de Chávez tenía que significar, porque sí, la muerte de la Revolución Bolivariana. Para ello era necesario impedir su consolidación bajo el liderazgo de Maduro. Había que llegar a las elecciones municipales del 8D en las peores condiciones económicas y sociales posibles para Venezuela, de modo que el pueblo pasara factura a los candidatos de Maduro. Una derrota electoral municipal sería esgrimida como prueba irrefutable de la “ilegitimidad” del “régimen”, como la derecha gusta llamar a la Revolución. Por eso la insistencia opositora, previa al 8D, en equiparar la elección municipal con un “plebiscito”, suerte de referendo revocatorio adelantado, sin cumplir con los lapsos y demás extremos constitucionales. De resultar perdedora la Revolución, esta “prueba” se sumaría a otras más endebles, previamente propaladas con similar propósito: el manejo supuestamente engañoso de la fecha de fallecimiento del Comandante Chávez y la pretendida nacionalidad colombiana de Maduro, amén del supuesto, y jamás probado, fraude en las presidenciales del 14A.

En octubre tres funcionarios de la embajada de EEUU en Caracas fueron pillados en reuniones conspirativas con factores de la oposición venezolana, planeando sabotajes al sistema eléctrico y a la economía venezolana. Esto obligó a Maduro a expulsarlos del país, lo que a su vez respondió el Gobierno de Obama expulsando a Calixto Ortega de EEUU.


Días antes, EEUU había negado permiso de paso por el espacio aéreo de Puerto Rico al avión donde Maduro viajaba hacia China, lo cual motivó la denuncia venezolana. Poco se recuerda, pero el propio 5 de marzo, antes de producirse el fallecimiento de Chávez, el entonces vicepresidente Maduro había anunciado la expulsión de dos militares integrantes de la Agregaduría Aérea de la Embajada de EEUU en Caracas. ¿La razón? Fueron detectados haciendo contacto con militares venezolanos para sumarlos a planes de desestabilización contra el Gobierno en medio de la convalecencia del líder venezolano.

En paralelo a estas “diligencias” tan poco diplomáticas, los dueños del circo también apostaron a la caotización de la economía venezolana, mediante el crecimiento desmesurado de los precios, la desaparición de productos de consumo masivo y un ataque sostenido contra la moneda venezolana por vía de la especulación cambiaria. Un cuadro con aires de familia con el del Chile previo al golpe contra el presidente Salvador Allende en 1973, antes del cual Richard Nixon, presidente de EEUU, había ordenado a Henry Kissinger “hacer chillar” a la economía chilena.

Maduro denunció una “guerra económica” contra el pueblo y tomó medidas drásticas contra empresas especuladoras que, habiendo recibido dólares del Estado a tasa oficial de Bs. 6,30, colocaron a sus productos precios insólitamente elevados. Varios establecimientos emblemáticos, como la tienda de electrodomésticos Daka, fueron obligados a vender a precios razonables. Esto, y la negativa de la dirigencia opositora a siquiera reconocer el fenómeno especulativo, consolidó el apoyo popular al Gobierno y a sus candidatos.

Un Presidente a sus anchas

La Revolución Bolivariana salió fortalecida de las elecciones municipales: el PSUV y sus aliados sumaron 5 millones 818 mil votos frente a 4 millones 410 mil de la MUD. De las 335 alcaldías del país, 253 fueron ganadas por alcaldes bolivarianos, es decir, el 75,5%. Las 78 obtenidas por la MUD representan el 23.3%.
Un Maduro así relegitimado se permitió el gesto de invitar a los alcaldes opositores recién electos, tal como lo había adelantado en la campaña electoral. Fue incluso más allá al ampliar la invitación a los tres gobernadores de oposición, incluyendo a Capriles Radonski, quien inicialmente la desaprovechó: fue el gran ausente de aquel histórico diálogo.
La jornada fue única. Ningún otro Presidente se había reunido con todos los alcaldes de oposición simultáneamente. Los acompañaron los gobernadores de Amazonas, Liborio Guarulla, y de Lara, Henry Falcón.
Maduro se mostró a sus anchas en aquel escenario, donde puso en práctica las habilidades políticas acumuladas primero como dirigente sindical, luego como parlamentario y después como canciller. Administró humor y firmeza de carácter ante las disímiles posturas adoptadas por sus interlocutores para finalmente concluir airoso. El reconocimiento mutuo entre Gobierno y oposición auguraba una nueva tónica en el debate político venezolano. Más allá de lo retórico, hubo el compromiso de facilitar el acceso de gobernadores y alcaldes a recursos del Poder Central para determinados proyectos, así como en torno a mecanismos de coordinación en áreas de interés común, como la seguridad.

El año político cerró en esa tónica constructiva.

Luego, en enero, tras el brutal asesinato de la actriz Mónica Spears, que conmocionó al país, el Presidente volvió a convocar a gobernadores y alcaldes de oposición. Esta vez sí asistió Capriles Radonski, con una inusual barba de varios días. El estrechón de manos del gobernador de Miranda con el Jefe del Estado fue la foto que dio la vuelta al mundo. El gesto de reconocimiento ponía fin a la supuesta ilegitimidad de Maduro vociferada por Capriles Radonski desde su derrota en abril de 2013.

La nueva jornada de diálogo supuso un avance en los niveles de coordinación entre el Poder Central y los gobiernos municipales antichavistas en materia de seguridad. Hasta hace poco impensables, se hicieron cotidianas las apariciones públicas del Ministro del Interior junto a gobernadores y alcaldes opositores haciendo entrega y recepción de patrullas policiales y otras acciones enmarcadas en la Gran Misión A Toda Vida Venezuela.

Jovencitos utilizados

Cosa rara en la Venezuela Bolivariana, caracterizada por los frecuentes procesos electorales, el 2014 es un año sin elecciones en el calendario, lo cual probablemente facilitó el intento de ensayo de una nueva relación política, basada en el reconocimiento de las diferencias y de aquellas áreas donde es posible y necesaria la coordinación.

Contra ese ensayo son las acciones de violencia protagonizadas por sectores fanatizados del antichavismo radical, identificados con Leopoldo López. Disparos, molotov y pedradas contra el diálogo.

Es lógico que, frente a esta arremetida violenta, Maduro endurezca de nuevo su postura. Vacilar es perdernos, diría José Félix Ribas.

Aún así, el Presidente ha respondido favorablemente a un mensaje de los tres gobernadores opositores, que según él mismo se encargó de revelar, le pidieron una reunión. Si se concreta, sería la segunda vez que Capriles Radonski estreche la mano del Presidente después del 14 de abril, reconociéndolo como legítimo Jefe del Estado. La foto supondría, además, la consagración de Capriles Radonski como jefe de la oposición.

Esto explica, en parte, la saña con la que las huestes fanatizadas de López han arremetido contra el municipio Chacao, gobernado por el partido de Capriles, Primero Justicia, en la persona del alcalde Ramón Muchacho.

Los jovencitos fanatizados no sólo están siendo utilizados para tratar de derrocar al gobierno, cosa que no lograrán, sino más bien para favorecer a un sector en la pugna interna de poder en el seno del antichavismo. Un sector que poco quiere con el diálogo y mucho con la violencia. Un sector que apuesta al extremismo para resolver la confrontación de ambiciones personales y grupales en el campo opositor.

Veremos si ese factor se queda solo, con el trofeo de un semestre perdido para sus estudiantes,  o si por el contrario logran involucrar en esa dinámica aventurera al resto del antichavismo.

Lo dirán los dueños del circo.

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