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Roberto Malaver |
El gran peo de nosotros está en que uno no reconoce un carajo del gobierno chavista, y ese ha sido nuestro gran error, allí hay un líder, un hombre que enseñó a ese montón de marginales a defenderse, les enseño a tener patria, aunque uno se burle de eso, porque claro, la patria de uno es Estados Unidos, o mejor dicho, la embajada, porque desde allí es que nos dicen lo que debemos y no debemos hacer. En cambio estos chavistas salen a marchar, y a pesar de que Chávez ya no está, van con alegría, con cantos, con bailes, con solidaridad, y nosotros, coño, nosotros salimos dispuestos a matar al primer chavista que se ponga de frente, salimos a joder, siempre a joder, y muchas veces, no es por nada, pero salimos a desfilar, y “mira qué tal me queda este vestido Carolina Herrera que me voy a poner para ir a la plaza del Mr. Alfredo Sadel”, y así no llegamos a ninguna parte, en cambio un chavista es capaz de salir desnudo a defender lo que le dejó Chávez.
Uno mira para dónde están nuestros líderes, y ve allí a Julio Borges, a Embajada Radonski, a Ramos Allup, a Andrés Velásquez, y dice, carajo, no me echen más cartas, en cambio los chavistas tienen Chávez para rato. Cómo será la vaina, que el papá de Margot, cuando estaba viendo el desfile y vio la gente en sillas de ruedas desfilando y después vio a unas viejitas con los afiches de Chávez gritando: "Chávez vive, la patria siegue”, el hombre se levantó y dijo: “Carajo, ese sí era un verdadero líder, esa vaina hay que reconocerlo”. Y se puso de pie y fue lentamente al cuarto y cerró la puerta en silencio, como en homenaje a un hombre que todavía él y mucha gente de la oposición no terminan de aceptar
- En la vida hay amores que nunca pueden olvidarse.- Me canta Margot.
Y todo es producto de los medios de incomunicación, que incomunican que la comunicación no es necesaria, que nos dejemos guiar por la hipnosis al grado de la neurosis enfermiza, para poder con guarimbas Nazi-Terro-Fascistoides llegar al poder con el premio de un holocausto en grado de hermandad asesina, de violencia y arrase total; vale decir, tierra de nadie y para nadie.
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